sábado, 26 de abril de 2008

> EL TRABAJO DEL CABALLO A LA CUERDA




El Trabajo del Caballo a la Mano


Hugo C. Alvarez Cárcamo
Maestro de Equitación

(Artículo publicado en la revista “Deporte Ecuestre”, año 1 / Nº 2, edición agosto 2003)


El trabajo del caballo sin jinete, también llamado trabajo a la mano, tiene o juega un papel trascendental en el proceso de educación de nuestro caballo.

Trascendental porque traspasa los límites palpables logrados o que pueden llegar a lograrse, y con un importante sesgo inmanente, que nace de lo más profundo del proceso de enseñanza.

No debemos olvidar que el proceso no permite el trabajo individual o localizado, por lo menos desde el punto de vista sistémico, sino que este proceso es eminentemente integral, es decir, existe una permanente interacción entre cada uno de los ejercicios enseñados, practicados e internalizados por el caballo.


Este trabajo no es muy popular en su práctica; creo que se debe a que nuestros jinetes no saben claramente como desarrollarlo adecuadamente. Sin embargo, quienes sí creen en los beneficios que aporta este trabajo, lo estudian y lo practican, facilitando y complementando su trabajo montado.

Dentro de este proceso, podemos dividir el trabajo en 4 fases de distinta ejecución y objetivos:

La primera etapa se sitúa en el inicio del trabajo, incluso antes de comenzar el trabajo montado, y tiene por fin afianzar la mansedumbre, descongestionar y fortalecer el físico, lo que apunta a la resistencia y la tonicidad muscular.

La segunda etapa la constituye el trabajo en paralelo al inicio del trabajo de adiestramiento, (entendiendo el término en el sentido amplio y no como disciplina ecuestre), o de caballos nuevos, siendo un complemento muy importante en esta fase básica sobre la cual se edificará el resto del proceso educativo.

La tercera etapa, se desarrolla en paralelo al trabajo de la escuela de adiestramiento básico, tendiente a facilitar y mejorar los ejercicios allí realizados.

Finalmente, la cuarta etapa, es aquella en la cual se da prioridad al trabajo de reunión, en una o en varias cuerdas.

De lo anterior, se deduce que este proceso es necesariamente metódico y sistemático, que su progresión es paralela al trabajo principal, y que es un complemento indispensable en todo el proceso de enseñanza.

Con este trabajo, podemos lograr los siguientes objetivos:

· Confianza y obediencia del caballo, buscando que se entregue sumisamente a las indicaciones de su jinete (mansedumbre)
· Soltura en los movimientos, en los diferentes aires y cadencias.
· Mejora del compás, con batidas uniformes y tranquilas.
· Soltura en las espaldas.
· Fijación del cuello en la cruz, buscando el apoyo hacia delante y abajo.
· Fortalecimiento y desarrollo de su musculatura.
· Obediencia a los estímulos y ayudas aplicadas por el jinete.
· Consolidación del apoyo en la rienda de pliegue.
· Mejora del equilibrio.
· Desarrollo y perfeccionamiento de las transiciones de un aire a otro y dentro de un mismo aire.
· Desarrollo de las cadencias medianas y alargadas.
· Enseñanza y desarrollo muscular del caballo que facilitan el trabajo de reunión.
· Mejora de la relación jinete – caballo.

En el jinete también se logran una serie de beneficios, como el desarrollo de su habilidad en este trabajo, cultiva su paciencia y lo obliga a que planifique su tarea.

Por otro lado, este trabajo permite otorgar un importante grado de seguridad, evitando esfuerzos innecesarios o sobre esfuerzos físicos en un trabajo montado prolongado, que a la larga se traduce en defensas y por otro lado, se minimizan las posibilidades de lesiones.

De hecho, hay ejercicios que se enseñan mucho más fácilmente a la mano que montados, evitando el estrés que significa la continua repetición de estos ejercicios, que además, muchas veces no son comprendidos por el caballo. Lo anterior siempre y cuando el jinete haya desarrollado convenientemente su habilidad en el uso de este método de trabajo.



El Equipo a Usar

El trabajo a la mano debe desarrollarse, al igual que en el trabajo montado, con el equipo adecuado. Este no es un tema menor, ya que influye decididamente en el resultado.

El equipo a usar en el caballo, consta del clásico cabezón de muserola metálica articulada, cinchón, riendas de pliegue, rienda guía, cuerda de lona de 8 a 10 metros.

El equipo a usar en el jinete es principalmente guantes de trabajo, lo que tiene un trasfondo de gran importancia toda vez que por un tirón o una reacción inesperada del caballo, se pueden producir lesiones de cierta gravedad en la manos por el roce inesperado de la cuerda y además, huasca o fusta larga según corresponda, que nos permita mantener una distancia prudente para evitar algún manotazo o patada.

Aquí cabe hacer la distinción, para evitar confusiones, entre el movimiento a la cuerda y el trabajo a la cuerda, o a la mano.

El primero, generalmente es realizado por el ordenanza, con mucho entusiasmo, pero no siempre con el nivel adecuado de destreza, salvo las excepciones que siempre existen, y consiste principalmente en desprender los caballos antes del trabajo montado o en el movimiento periódico para mantener el estado físico del caballo y, así, evitar enfermedades asociadas a la inactividad.

En cambio, el trabajo a la mano lo realiza el jinete, y apunta fundamentalmente, a complementar la educación principal de nuestro caballo.

No es difícil de observar cómo, muchas veces, se mueve a los caballos sólo con el jaquimón, haciéndolos galopar sin ningún programa definido, lo que supone resultados extremadamente limitados.

También encontramos que este trabajo es realizado con el bridón, tomando la cuerda desde la argolla del bocado. Esto, a pesar de ser bastante más adecuado, no es el ideal, ya que si el jinete que conduce no es muy diestro con la mano, o el caballo no esta convenientemente acostumbrado a este trabajo, lo más probable es que el bocado, lejos de ayudar, sólo producirá molestias nocivas en su boca.

Por lo tanto, podemos concluir que el ideal es trabajar con el equipo adecuado, no perdiendo de vista los objetivos que se persiguen. Por ejemplo, si buscamos el apoyo hacia delante en la rienda, será muy difícil lograr este objetivo si tenemos tomada la cuerda en la argolla del bocado; en este caso, será mejor colocar el cabezón sobre el bridón tomando la cuerda desde la muserola de éste y dejando que las riendas de pliegue influyan decididamente en el bocado.

El Trabajo

Los ejercicios que se pueden enseñar a la mano, son prácticamente todos, sin embargo, si mantenemos la premisa que es un trabajo complementario, generalmente apuntaremos los esfuerzos a enseñar o mejorar los ejercicios de mayor complejidad. Entre ellos podemos citar:

· Soltura y compás
· Desarrollo de los aires
· Fijación del cuello en la cruz
· Apoyo
· Las transiciones
· El retroceder
· Trotes medianos y alargados
· Desplazamientos laterales
· Reunión
· Pasaje
· Piafe
· Etc.

Analizar cada uno de estos ejercicios daría pie para escribir un articulo mucho más extenso y específico, por lo que en esta oportunidad, les daré algunas nociones generales que les servirán como base de su trabajo. En todo caso, hay bastante información en los libros técnicos de equitación en varios idiomas. Yo les sugiero, a los que quieran profundizar en este tema, leer “El Arte de la Equitación Clásica y Deportiva” que yo mismo escribí, y que considera un capitulo especial donde desarrollo más ampliamente este tema en particular.

El ideal es comenzar el trabajo diario con el trabajo a la mano, el que debe considerar un corto desprendimiento inicial, para posteriormente colocar las riendas de pliegue.

El trabajo se debe dosificar dependiendo de los ejercicios a enseñar o practicar. Este tipo de trabajo es esencialmente simétrico, vale decir, que debe realizarse necesariamente a ambas manos con igual intensidad; recordemos que si estamos buscando consolidar el apoyo, por ejemplo, la dirección de avance en el círculo incidirá decididamente en el apoyo que logre generar el caballo, especialmente en la rienda exterior.

Por otra parte, el desarrollo muscular que genera el caballo es distinto desde el punto de vista mecánico- corporal. Así, por ejemplo, el caballo que está trabajando a la cuerda al galope, empuja con mayor intensidad con el posterior exterior, y por otro lado será el posterior interior el que recibirá con mayor protagonismo el peso corporal en el desarrollo de este aire, de los que podemos deducir que el trabajo muscular que realiza cada una de las patas de nuestro caballo será distinto.

Por esto, tiene una particular importancia que se desarrolle en forma simétrica, evitando así un desarrollo muscular desigual.

Este trabajo no debe ser realizado por más de 30 minutos diarios e inmediatamente después, el jinete continuará efectuando el trabajo montado reafirmando lo que ya se practicó a la mano.

Lo más importante en esto es la constancia y periodicidad. Jamás podrán lograr avances decididos y la entrega de nuestro caballo, si lo hacemos en forma discontinua, sobretodo cuando comencemos a realizar la enseñanza de ejercicios específicos.

En todo caso, jamás debemos olvidar que este es un medio subsidiario al trabajo montado, por lo tanto en el trabajo a la mano debemos priorizar que el caballo comprenda y sea capaz de desarrollar la mecánica de los movimientos, lo que perfeccionaremos luego, en el trabajo montado.

Por otra parte, como trabajo complementario, ayudará a lograr los objetivos en forma más rápida y segura, evitando el sobre esfuerzo del caballo y la pérdida de paciencia del jinete que, a veces, le impide avanzar en el proceso de enseñanza.

Constancia en la Práctica, esa es la receta que hoy les puedo sugerir.